Ph: Anka Zhuravleva
Me sigo haciendo vieja aquí,
con el dolor de siempre entre los muslos
y este cansancio sin sonido,
esta ventana rota.
Ya no aúllan los perros,
nadie se queja en mi garganta,
la calle es una línea sin faroles.
Nada en mí permanece salvo un paisaje frío,
una vereda detenida,
un ancho surco que me traga
y me aproxima a la locura.
Y es que estoy loca, sí,
vieja y loca,
demente como el miedo más nocturno.
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